Que si no hay metro, que si subió el limón, que si Eruviel, que si el Hell, que si el Heaven. Los tópicos de moda, fugaces, polémicos pero acaso intrascendentes. La actualidad mexicana es de risa ajena porque si comparamos a la nación con un personaje, éste sería un intento de hipster con una horda de parientes en franca miseria, con grandes aspiraciones pero con un presente atado al consumo. La globalidad ha comido lo que antes se decía alternativo, todo es moda ¿y la rebelión apá?. Creo que en algún momento nos perdimos y sobre todo extravíamos la voz única para gritar de manera singular, acorde a nuestra historia aquéllo que solíamos ser. Ni nuestro rock nos salva, es vergonzoso ver que no tenemos artistas nuevos que llenen un festival propio. Y más penoso aún resulta que veamos la crónica de un festival cancelado porque la telepolítica no le place que veamos a los jubilados del metal echarse sus últimos palomazos. No criticaremos a unos colegas que quisieron hacer "algo grande" pero que tampoco son víctimas más que de sí mismos como en todo negocio. Es cierto que en nuestro gremio (tanto de técnicos como de empresarios) hay talento para hacer buenos muestrarios musicales pero se vive lo que se consume, es decir seguimos siendo la nación que más consume comida chatarra, ergo, cultura chatarra. ¿Cómo podemos exigir expresiones culturales de más alto nivel si ni siquiera somos capaces de reclamar que el actual gobernante se pasó por mucho de su gasto?. Y ya no hay lugar antisistema, todos le entramos a la industria de este Mexicopolio y el dilema es cómo organizar de nuevo un camino de independencia. Nosotros y ustedes nos seguiremos preguntando cómo empezar, lo único que tenemos cierto es que ya es hora.
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